Estrategias para prevenir la fatiga mental

Toma nota de las siguientes estrategias para evitar la fatiga mental.

Sensibilización, un factor para prevenir la fatiga mental

Resulta difícil de creer, pero hay circunstancias en las que ni siquiera nos damos cuenta de que estamos fatigados. Nos concentramos tanto en una actividad o nos empeñamos tanto en un proyecto, que todo lo demás queda en segundo plano. De hecho, hay ocasiones en las que lo único que queremos es trabajar más y más.

Esas situaciones hacen que dejemos de percibir o prestemos poca atención a las señales que nos envía nuestro cuerpo y nuestra mente. Así que la primera de las estrategias para prevenir la fatiga mental es volver a «sensibilizarnos»adquiriendo consciencia de nuestra reserva de energía.

Lo más aconsejable es destinar un rato, al comienzo o al final del día, para repasar mentalmente nuestro cuerpo. ¿Dónde hay tensión? ¿Dónde duele? Cuerpo y mente siempre están unidos; excesiva tensión en el cuello o en la espalda, así como el dolor de cabeza o la sensación de pesadez pueden ser indicios de fatiga mental.

Planificar el tiempo de manera inteligente

Organizar el tiempo es uno de los factores clave para prevenir la fatiga mental. Para hacerlo correctamente es fundamental que aprendamos a priorizar, a trabajar a partir de metas y a tolerar la idea de que no todo se resuelve o se completa en el corto plazo.

Es positivo que incluyamos en cada día un tiempo para el trabajo, pero también para el descanso, las relaciones con los demás y la diversión. Entre semana, lo más común es que la actividad principal sea el trabajo, pero también se deben abrir espacios para lo demás, por pequeños que sean. El fin de semana, habitualmente, hay que hacer lo contrario. La clave de todo está en el equilibrio.

Dormir bien y meditar

El sueño es uno de los pilares más importantes de nuestra salud. Hablamos de una medida básica para proteger el cerebro, ya que durante el tiempo que permanecemos durmiendo este se recupera de los esfuerzos a los que le hemos sometido durante los periodos de consciencia.

Esto implica que un problema con el sueño merece que detengamos nuestra rutina, hagamos cambios y consultemos con un especialista. Un mes con dificultades es un periodo suficiente para descartar que este sea un problema que se vaya a resolver solo.

Entre las medidas que podemos adoptar, junto a la de acudir a un especialista (es la principal y más importante), se encuentra la meditación: con ella protegemos el cerebro y compensamos de alguna manera la falta de recuperación derivada de la mala calidad del sueño.

Ejercicio físico

El ejercicio físico tiene múltiples y valiosos beneficios para ayudarnos a controlar mejor nuestra reserva de energía mental. Es triste que esta medida no esté presente en el estilo de vida de muchas personas, ya que la inversión que requiere en tiempo y dinero no es alta.

La fatiga mental se disipa en gran medida al hacer ejercicio: dejamos que nuestra mente descanse y que sea el resto de nuestro cuerpo el que nos lleve.

El cerebro recibe oxígeno y se produce una transformación neuroquímica con la liberación de determinados neurotransmisores que mejoran nuestro estado de ánimo. Además, la buena noticia es que para producir esta trasformación cerebral no es necesario practicar ejercicio durante mucho tiempo ni con una intensidad muy alta.

Periodos de descanso

Hay momentos que deben dedicarse al descanso y solo al descanso; en ellos podemos hacer planes (porque para descansar mentalmente no es necesario estar parados o acostados), pero sin que estos sean un fuente de presión constante. Para hacerlo no hace falta cruzar el planeta o el país; ya llevamos unos años con nosotros mismos para saber qué es eso que nos pone las pilas.

Lo ideal es que todos contásemos con una buena cantidad de horas de libre disposición con las que pudiéramos hacer más que poner en orden la casa, dormir o comer. Si esto no es posible, al menos deberías contar con ellas una vez al mes.

Como vemos, para prevenir la fatiga mental hay medidas que podemos adoptar a diario y otras que, sin embargo, tendremos que espaciar más en el tiempo. Los dos tipos son igual de importantes y en conjunto forman parte de un buen plan de salud mental.

Fuente: La mente es maravillosa

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