¿Mal olor en el ombligo? Estas son las causas y cómo combatirlo

¿Has notado que tu ombligo tiene un mal olor? Muchas veces puede ser por suciedad, pero también puede ser un síntoma de algo más grave, como diabetes.

Seguramente en algún momento de tu vida, se te ha ocurrido rascarte el ombligo y notas que expide cierto aroma. Tal como cualquier otra parte de tu cuerpo con pliegues, es normal que esto suceda ocasionalmente, pero cuando el problema persiste, incluso cuando te acabas de bañar, puede ser algo más.

¿Qué lo puede estar causando?

Una vez que descartas la posibilidad de que sea una pobre higiene lo que cause ese problema oloroso, puedes buscar otras opciones.

Infección

De acuerdo con los expertos, cándida es un tipo de hongo al que le gustan los lugares cálidos, oscuros y húmedos para crecer. Especialmente si no cuentas con la higiene adecuada, puedes crear el ambiente perfecto para él. Igualmente, si padeces de diabetes, es posible que tus defensas no actúen tan rápido para combatir la infección.

Otro escenario en el que podrías ser víctima de este hongo, es si recientemente tuviste alguna cirugía en esa zona. Siempre que tu cuerpo pasa por algún tipo de trauma o estrés, ya sea físico o mental, tus defensas se debilitan y te vuelves vulnerable a infecciones, por lo que se recomienda acudir con un médico.

Quiste epidermoide

Los expertos lo describen como “pequeños bultos” que no necesariamente son cancerígenos, pero que crecen por debajo de la piel. Recomiendan acudir al médico si este crece rápidamente, se rompe, se irrita constantemente, y si te causa alguna molestia ya sea estética o de otra naturaleza.

Quiste sebáceo

Al igual que el anterior, se trata de este bulto que si bien no es maligno, puede llegar a ser molesto. En este caso, crece en las glándulas sebáceas, por lo que es más propenso a desarrollar alguna infección que cause el mal olor en el ombligo, junto con otros problemas de salud.

Cómo combatir el mal olor en el ombligo

Lo mejor que puedes hacer es mantener una buena higiene en él, lavarlo con jabón y agua, así como secarlo muy bien al terminar. Si ya presentas alguna infección o simplemente huele mal y no hay otros síntomas que lo acompañen, puedes visitar a un dermatólogo para asegurar la buena salud de tu piel.

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