¿La lengua de Cervantes? Lenguaje incluyente y la discusión que desata

La lengua se mantiene en constante cambio, y en tiempos recientes ha surgido la tendencia de darle al español la cualidad de ser un idioma neutro que incluya a todos.

Este cambio en la manera de expresarse surge como una manera de dar voz e incluir a las personas que se identifican de una manera distinta a lo que se acostumbra dentro de una visión binaria. El incluir sólo a hombres y mujeres deja fuera a una amplia variedad de seres humanos.

La lengua española tiene una base centrada en la masculinidad, como un ejemplo de esto es que si hay un grupo compuesto en su mayoría por mujeres, se ignora la cantidad y se usa el plural masculino para referirse a estas personas. “Todos”, “ellos”, “nosotros” son muestra de lo anteriormente señalado.

Entre las propuestas hay tres que reciben más atención y se han popularizado. La “@”, “X” y la “E”, sustituyen una vocal en las palabras. “Tod@s”, “ellxs”, y “nosotres” se puede leer en redes sociales y algunos otros espacios. Las principales críticas son acerca de la lectura que se les da, precisamente por lo complicado que resulta sustituir una vocal con una letra consonante o un símbolo de internet. La “E” resulta la propuesta más aceptada.

Usuarios de distintas redes sociales y espacios se han mostrado renuentes a la idea del cambio, y se aferran a que la Real Academia Española (RAE) es la máxima autoridad y que esa institución determina todo lo que es correcto en el castellano.

Existen puntos de enfrentamiento entre ambos puntos de vista. El poner bajo la lupa las reglas establecidas deja cuestiones interesantes, la creación de nuevos modos de expresión, el costo de adaptarse, la lectura, la pronunciación, entre muchas más.

La existencia de reglas convencionales también es un punto de reflexión, ya que su existencia facilita la apertura de un camino en el que se pueden entender los textos en diferentes espacios y por las personas que hablen la misma lengua.

El gran obstáculo de la visión que no gusta del cambio, es que olvidan que las personas no hablan necesariamente siguiendo las “reglas”, sino que existen variaciones. Es la misma lengua en España, Argentina y Mexico, pero existen palabras y expresiones que son generadas por sus contextos, y las personas terminan hablando de la manera que mejor les parece.

Los hablantes son los que crean, mantienen y modifican el idioma. Las instituciones como la RAE cumplen una labor de recolección de términos, reglas y usos. Pero hay que tener claro que los hispanohablantes no hablan de la misma manera que se hacía hace 100 años.

Redacción por: Renato León

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