Algunos estudios han demostrado que los niños, durante sus vacaciones, pueden perder hasta un tercio de la información que han aprendido durante el curso anterior. Esto es mucha información, ya que estamos hablando de sesenta días de cada año escolar. Los niños que no dedican tiempo a seguir aprendiendo en vacaciones o a practicar la información ya aprendida estarán en clara desventaja con aquellos que sí lo hacen.
Los datos hablan sobre la importancia de seguir aprendiendo en vacaciones. Los investigadores sobre el tema concluyen que los estudiantes que no participan en actividades de aprendizaje durante el verano suelen tener peores resultados en una prueba de matemáticas realizada al final del verano, resultados comparados con los que obtuvieron cuando el verano empezaba.
Tomar medidas para evitar la pérdida de conocimientos y habilidades obtenidas durante el curso ayuda a mejorar el aprendizaje de los estudiantes, y los hace más propensos a elegir comportamientos que incluyan el aprendizaje en el futuro.
La solución
Por muy tentador que sea, no debemos dejarnos llevar por la pereza de dejar que nuestros hijos no hagan nada durante todo el verano. Es importante dedicar algo de tiempo todos los días para trabajar y mejorar las habilidades de los niños, a seguir aprendiendo en vacaciones. Bastaría con hacer cosas sencillas como como leer juntos, pasar tiempo en la biblioteca local o incluso cocinar juntos.
No se trata de hacer deberes, pues aprender también consiste en vivir, descubrir, hacer experimentos reales, observar. Siendo verano, el contacto con la naturaleza es importante; vivir nuevas experiencias o descubrir nuevas cosas es posible. Podemos plasmar todo esto con los niños en un diario de verano que haremos juntos.
Si todo esto nos parece poco, podemos introducir en el día 10 minutos de ejercicios matemáticos sencillos. Con solo diez minutos, podemos conseguir que al inicio de curso sus conocimientos se hayan mantenido, que no hayan perdido el hábito.
Los expertos en pedagogía aseguran que lo más importante es que el niño no se aburra. Por ejemplo, no dejarlos que pasen el día haciendo cosas como solo ver la ‘tele’. El verano es el momento más necesario de implicación de los padres en este sentido y hay que aprovecharlo.
FUENTE: Eres Mamá.