Mitos sobre el amor

Las relaciones humanas son muy complejas, y también son cambiantes. Si bien la familia es el tipo de formación humana más común a lo largo de la historia, y que ha dado forma a los valores occidentales, hoy esos valores están cambiando. Eso sí: todavía perduran muchos mitos en torno al amor romántico que generan sufrimiento innecesario, miedo y dudas. También pueden perpetrar o favorecer situaciones de abuso y/o maltrato que no se deben permitir.

‘Si te quiere, te hará llorar’

No, quien bien te quiere hará lo posible por no hacerte sufrir, y el hecho de que una persona provoque nuestro sufrimiento constante no quiere decir que la relación merezca más la pena, sino todo lo contrario.

‘Los polos opuestos se atraen’

Falso. Es posible que algunas características complementarias funcionen de manera sana en una pareja, pero por lo general, las leyes del magnetismo no funcionan de la misma manera en la física que en las relaciones. Al contrario; en una relación sana tenderemos a escoger a personas que compartan nuestros valores, nuestro estilo de vida, y nuestra manera de entender el mundo.

‘Es el amor de mi vida’

No conviene idealizar a una única persona, o creer que solo hay una con las características idóneas para ti. Este mito, alimentado por el arte (especialmente la literatura y el cine) no se corresponde con la realidad. Lo cierto es que hay muchas personas en el mundo con las que poder establecer una relación sana. Tampoco un amor de la juventud tiene por qué durar toda la vida; no hay por qué envejecer con una misma persona si, a lo largo de la vida, las necesidades, sentimientos y prioridades de los miembros de la pareja cambian.

‘El amor lo puede todo’

No siempre. El nombre del amor, no hay por qué soportar determinadas situaciones que nos hacen infelices, e incluso, de maltrato (que no tiene por qué ser físico, sino solo psicológico). Quererse es fundamental en una pareja, pero hay más otras cosas que son básicas para que una relación funcione.

‘Es mi media naranja’

Esta idea implica que necesitamos de otro para completarnos como personas. Si bien las relaciones amorosas son una de las cosas más enriquecedoras de la vida, no hay por qué andar buscando a alguien para sentirnos realizados y felices. La importancia de aprender a vivir solos y ser felices por nosotros mismos es, de hecho, la receta de una pareja sana.

‘Te necesito’

La dependencia emocional no es amor. El deseo de estar con alguien debería estar motivado por una elección consciente, fruto del amor y la felicidad que provoca el estar al lado de la otra persona; pero no la soledad, el miedo a quedarnos solos, la necesidad de compañía, o la idealización del otro. Es cierto que, como seres sociales, ‘necesitamos’ de los demás para nuestro desarrollo, pero una relación que esté solo basada en este apego es probable que no sea sana.

‘Yo puedo hacerle cambiar’

Cuando nos establecemos con una pareja, ideamos una serie de expectativas de la relación. Al cabo de un tiempo, una vez disminuye el efecto químico del enamoramiento en el cerebro, empezamos a conocer de verdad a la persona, y a encontrarle ‘defectos’.

No es necesario que adores todas las características de tu pareja. Es probable que algunos puntos generen inconformidad o desacuerdo. Lo importante es que una pareja que se ama y se apoya aprende a lidiar con los defectos del otro, porque los acepta y los integra en la relación. Si alguno de los miembros de la pareja quiere cambiar o pulir alguno de sus comportamientos, debe hacerlo con libertad y por elección propia; en cambio, forzar estos cambios en función de las expectativas del otro es la receta segura del fracaso y la decepción.

Fuente: Muy Interesante

 

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