Existen algunos consejos para que puedas llevarte bien con la familia de tu pareja y que no todo sea una batalla campal, una discusión, o un silencio tenso así como tampoco una mala tarde o noche:
Pon límites
En primer lugar, deberías establecer ciertos límites. Saber qué es lo que puedes aceptar y lo que no cuando visitas a la familia de tu pareja o ellos van a tu casa. Deja claro desde el principio cuáles son esas barreras infranqueables.
¿Con quién hablarás sobre este tema? Es con tu pareja, por supuesto, con quien debes marcar esos límites. Puede que tengas la suficiente confianza como para charlar directamente con las personas implicadas, pero eso no siempre es una buena idea. Algunos pueden ser bastante susceptibles y generar problemas adicionales. Ten cuidado.
No obligues a elegir
No pongas a tu pareja «entre la espada y la pared», obligándolo a decidir entre su familia o tú. Todos tenemos derecho a mantener nuestros vínculos. Además, los padres son los padres y eso no se cambia por nada.
Si la situación e vuelve insostenible no compartáis tiempo juntos, pero no obligues a tu pareja a renunciar a ellos salvo que le estén haciendo daño.
Ponte en su lugar
Otra manera para llevarse bien con la familia política es pensar en quién tenemos al lado, no en nosotros mismos todo el tiempo. Esto quiere decir, que si tienes que ir a comer con tus suegros, hazlo por la felicidad de tu pareja. Será un detalle que probablemente valorará.
Intenta ser tú mismo
No seas alguien artificial en la medida de lo posible. Tus «suegros» no dejan de ser personas con intereses, necesidades y muchas ganas de que a su hija/o le suceda lo mejor.
Si eres tú mismo, tu pareja te reconocerá más en los momentos que pases con tu familia política y desprenderá una mayor sensación de felicidad. Si eres una persona alegre y en ese momento eres la más amargada del planeta, es complicado que tu pareja te reconozca como la persona de la que está enamorado y, por extensión, que se lo trasmita a sus padres. Intentemos por tanto trabajar cada uno de estos aspectos.
Fuente: La mente es maravillosa