¿Quién se encarga de ponerle nombre a los virus?

A principios de febrero de 2020, la Organización Mundial de la Salud anunció que la enfermedad causada por el nuevo coronavirus ya tenía nombre oficial: COVID-19.

Esta elección de nombre es muy cuidadosa, ya que se evitan referencias tanto al lugar de origen de la enfermedad como al animal o especie en la que surge y se evitan comportamientos discriminatorios.

Mucha gente ya conocía la nueva enfermedad como “neumonía de Wuhan”, algo que estaba originando connotaciones peyorativas con respecto a los habitantes de esta ciudad. Algo similar sucedió con la H1N1, que en un principio se llamó gripe porcina y causó matanzas indiscriminadas de cerdos en muchos rincones del mundo.

Por eso, el nombre de la nueva enfermedad causante de la pandemia no debía incluir sitios geográficos, nombres de personas, nombres de animales o comidas ni referencias a una cultura o a una industria en particular.

La función de la OMS consiste en la preparación y la respuesta ante las enfermedades humanas, por lo que es la encargada de dar el nombre oficial a las enfermedades en la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE).

El nombre de los virus se basan en su estructura genética y la finalidad que se persigue es facilitar el desarrollo de pruebas diagnósticas, vacunas y medicamentos.

El virus causante de la COVID-19 se denomina SARS-CoV-2 (coronavirus de tipo 2 causante del síndrome respiratorio agudo severo).

Se eligió este nombre porque el virus está genéticamente relacionado con el coronavirus responsable del brote de SARS de 2003, aunque se trata de dos virus diferentes.

El organismo dedicado a bautizar estos microbios es el International Comittee on Taxonomy of Viruses (ICTV), que fue fundado en 1966 en Moscú.

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