A inicios de julio termina el periodo escolar, por lo que millones de niños dejarán de asistir a la escuela, por lo menos durante mes y medio. Kínder, primaria y secundaria. Pero posiblemente, ya pensaste en algunas actividades que van a poder realizar los pequeños en casa.
Sin embargo, la energía que derrochan día a día es impresionante. ¿Qué le parecería que reforzaran sus conocimientos en diversas áreas como las matemáticas, el arte, la literatura, idiomas, o simplemente se divirtieran de alguna forma o practicar algún deporte? Todo ello lo puede encontrar en un curso de verano.
Para Daniel Becerra, director de los Cursos de Verano de Funbec, institución especializada en eventos de verano para niños, los cursos son un programa de educación complementaria que corre de manera paralela a la educación formal recibida en la escuela y la que se da en casa.
¿QUÉ ASPECTOS DEBES DE TOMAR EN CUENTA PARA UN CURSO DE VERANO?
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- Atractivo para los niños, que se sientan a gusto.
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- Experiencia y prestigio del lugar.
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- El curso debe contar con gente debidamente capacitada y calificada.
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- Que en el lugar cuenten con instalaciones adecuadas: que no sea una casa, taller o espacio que se acondicionó sólo para la temporada.
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- Los cursos deben ofrecerse en horarios, fechas y costos accesibles a las necesidades y posibilidades de cada familia.
CONSEJOS PARA SABER ELEGIR UN CURSO SEGURO
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- 1. Contar con elementos de vigilancia que controlen la entrada y salida de las personas a las instalaciones.
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- 2. Los niños deben ser recibidos y entregados directamente por el maestro y para recogerlos debe ser necesario mostrar una credencial.
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- 3. Verifique que su nombre y teléfono queden registrados, y tenga los datos de confianza.
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- 4. Indicar al maestro las enfermedades que padezca su hijo o si está bajo algún tratamiento médico.
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- 5. Que las instalaciones deportivas cuenten con vestidores exclusivos para los menores y personal médico, en caso de accidente.
- 6. Los grupos deben ser de máximo 15 niños, con un profesor y un asistente, de preferencia.
FUENTE: EL ECONOMISTA