Mujer planta dos millones de árboles en un desierto, cumple el deseo de su difunto hijo

La pérdida de un ser querido duele en el alma, esta madre sufrió la muerte de su joven hijo pero en vez de lamentarse decidió cumplir su gran deseo.

En el año 2000, Yang Ruizhe asistía a la universidad en Japón cuando murió en un trágico accidente de tráfico. Yi Jiefang, su madre de 67 años, estaba absolutamente devastada.

Yang siempre había esperado volver a su ciudad natal y “plantar un bosque”. Como no podía hacerlo, su amada madre decidió hacerlo en su honor y hasta la fecha, ha plantado más de dos millones de árboles y no planea detenerse.

“Me dijo: ‘Después de graduarme de la universidad, quiero volver a casa y plantar árboles, todo un bosque’“, explicó Jiefang madre del jovven.

En los últimos años, se ha trasladado a la Región Autónoma de Mongolia Interior del norte de China para plantar tantos árboles como pudo.

Después de vender las casas de la familia en Shanghai, a través de la póliza de seguro de su hijo y otras formas de compensación, la madre y el padre de Yang, recaudaron fondos suficientes para establecer Green Life, una organización sin fines de lucro que actualmente trabaja en proyectos de plantación de árboles en Mongolia Interior.

“No podemos llevarnos un centavo cuando dejamos este mundo. Pero si usamos el dinero para plantar árboles, se queda en el mundo para siempre”, expresó la madre.

Ahora que ha “ecologizado” la Región Autónoma de Mongolia Interior, Jiefang se ha comprometido a “ecologizar” 8,7 kilómetros cuadrados en el vasto desierto de Alxa.

Además, también comparte la plantación de árboles con otras familias como un método para lidiar con la pérdida y el dolor.

“Hablé y lloré con muchas familias durante la noche. Después, los llevé conmigo a plantar árboles … Es una forma de ayudar a esas familias a superar su dolor y cambiar sus sentimientos de negativos a positivos”.

Sin duda esta madre de familia es una inspiración para todos, en dejar algo para el mundo y los que vienen y demostrar que la muerte no es el fin, sino la transformación del mundo.

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