¿Por qué me despierto cansado?

Trastornos del sueño

A veces, el motivo más obvio para que nos despertemos cansados son los trastornos del sueño. Si frecuentemente tenemos dificultad para conciliar el sueño, o nos despertamos varias veces por la noche, probablemente nos sentiremos cansados al salir de la cama y durante todo el día.

Otro de los trastornos que afecta la calidad del descanso es la apnea del sueño. Esta es una patología por la cual una persona hace pausas en la respiración mientras duerme. El efecto directo de esa anomalía es que, al despertar, muchas veces sientes como si no hubieras dormido.

Consumo de algunas sustancias

El consumo de algunas sustancias, como el alcohol, es un gran obstáculo para alcanzar una buena calidad de sueño. Este tiene un efecto paradójico: provoca somnolencia, pero después impide que podamos dormir profundamente. Algo muy similar ocurre con ciertos medicamentos, especialmente los sedantes.

No puede quedar por fuera otro de los enemigos de un buen descanso: el café. Un café en la mañana es fabuloso para sentirte más despierto: ese es su efecto. Si lo tomas en la noche, probablemente, no vas a poder dormir bien. Lo mejor es no consumirlo al menos cinco horas antes de ir a dormir.

Problemas psicológicos

A veces, la razón por la que despertamos cansados está en la forma en la que funciona nuestra mente. No son pocos los que se van a la cama y, antes de dormir, hacen un repaso de todas las preocupaciones que les aquejan, o de las decisiones que deben tomar. Es el peor momento para hacerlo. Genera ‘ansiedad nocturna’ y daña el descanso.

El estrés, en general, impide que tengamos un sueño tranquilo. Ese malestar hace que permanezcamos alerta, incluso durmiendo. Por eso, despertamos con facilidad y no logramos dormir profundamente. Lo más conveniente, en esos casos, es acudir a técnicas de relajación.

Otras causas por las que me despierto cansado

También es muy frecuente que haya cansancio al despertar si no se cuenta con una buena higiene del sueño. Esto es, con las circunstancias que realmente favorezcan el descanso en lugar de entorpecerlo. Mucha luz, ruidos o altas temperaturas, por ejemplo, impiden que de verdad descanses.

Lo anterior también está relacionado con los malos hábitos diurnos. Hay varios estudios en los que se demuestra que mirar pantallas antes de dormir no favorece el descanso. Tampoco es bueno ingerir comidas copiosas, especialmente si contienen mucho azúcar. No hacer ejercicio en el día afecta así mismo al sueño tranquilo.

Por otro lado, cuando hay problemas con la microbiota intestinal, estos suelen verse reflejados en un mal descanso. Esta afecta a la producción hormonas y neurotransmisores, que son necesarios para relajarnos y descansar plácidamente. Si no tenemos una microbiota saludable, no será fácil dormir profundamente.

Fuente: Mejor con Salud

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