En nuestro cuerpo, principalmente en el cerebro, existe una función de neurotransmisor que se encarga del comportamiento, la cognición, la actividad motora, la motivación, el humor, el sueño y el aprendizaje; y dependiendo de cómo éste funcione es cómo percibimos si el tiempo pasa rápido o lento gracias a la dopamina; el neurotransmisor que nos hace sentir felices.
Pues bien, la comida, la celebración, los regalos y las fiestas de diciembre duran exactamente lo mismo que enero, sin embargo éstas parecieran que pasan más rápido debido a la gran cantidad de dopamina que nuestro cuerpo genera.
Pero, cuando llega enero, y todos volvemos a la rutina y al comienzo de un nuevo año, el nivel de dopamina disminuye, por lo que se vuelve más lenta la percepción que tenemos de este mes. A esta teoría se le conoce como “la hipótesis del reloj de dopamina”.Otro factor que contribuye a este fenómeno es que en enero no hay puentes o días de descanso, y los días duran menos al oscurecer más temprano.