El sonido se produce por sus características físicas: así, la mayoría de los mosquitos aletean cientos de veces por segundo. Y como sus alas son pequeñas láminas, al moverse a tanta velocidad vibran y generan ese sonido que escuchamos.
El tamaño del animalito también tiene que ver con el grado de molestia que provoca su zumbido. Cuanto más grandes son, más ruido hacen. Por eso no escuchamos zumbar a los mosquitos más pequeños, porque el sonido que emiten es demasiado flojo para que podemos oírlo.
En cuanto a por qué a los mosquitos les da por volar alrededor de nuestra cabeza, hay una explicación sencilla: los insectos detectan a sus presas (nosotros) gracias al dióxido de carbono que expelemos. Y como respiramos por la boca o la nariz, la cabeza es el primer punto al que se acercan. Una vez localizados, vuelan alrededor de nuestro cuerpo en busca del mejor lugar para atacar.