1. Regula la temperatura de tu nevera según la época del año
En invierno, la nevera no necesita trabajar a temperaturas tan bajas como en verano, así que si regulas el termostato, podrás bajar el consumo de energía. La temperatura debe estar entre 3 y 5 grados: 5 en invierno y 3 en verano.
2. Revisa la ubicación de la nevera
La nevera debe estar alejada de fuentes de calor como el horno y, a la vez, debe tener un espacio entre el fondo y la pared para que el aire pueda circular libremente, evitando sobrecalentamientos.
3. Utiliza el fogón adecuado
Escoge el fogón adecuado para cada olla y sartén. Para saber si estás utilizando el correcto, mira el diámetro de la olla: ¿sobresale del fogón? La base de la cazuela debe ser igual o mayor que el fogón para no desperdiciar calor.
4. No abras el horno en medio de la cocción
Abrir el horno cuando estás cocinando implica perder un 20% de calor que el electrodoméstico deberá recuperar al cerrar nuevamente la puerta. Calcula bien los tiempos de cocción y evita desperdiciar energía.
5. Desenchufa los artefactos que no uses