La felicidad es un estado interno que no depende de lo que haces, tienes, consigues o te sucede, sino de la actitud que adoptas al respecto.
Está muy bien eso de tener inquietudes, proyectos, objetivos, sueños e ideales. Un inconformismo que nos permite progresar y mejorar en la vida, evolucionar como seres humanos y explotar nuestras capacidades. Pero todo ello visto desde una perspectiva sana y una actitud equilibrada que consiste en que nuestras ansias de más y mejor no nos impidan disfrutar y valorar todo lo que tenemos a nuestra disposición en el momento presente.
Porque sentirnos felices y satisfechos, o todo lo contrario, está muy relacionado con la manera en que percibimos nuestra situación actual, con nuestra capacidad de apreciar lo que somos y poseemos aquí y ahora. Algo así como un persigue lo que quieres valorando lo que tienes.
Fuente: Aprendizaje y Vida