Desde hace poco más de una década, el neuromarketing nos ha enseñado mucho acerca de la respuesta de nuestro cerebro ante estímulos publicitarios o mercadológicos. Una de las más importantes es que los consumidores perciben y analizan los estímulos externos a partir de tres “softwares mentales”: el biológico, el cultural y el psicográfico.
El software biológico es aquel que viene programado por default por nacimiento en cualquier ser humano, sin importar el país en el que viva.
El software cultural es aquel que ha sido programado para percibir los estímulos según como la sociedad o el entorno nos ha enseñado. Cada cultura percibirá su bandera de diferente manera.
Por último, el software psicográfico a partir del cual respondemos ante la publicidad, empaques o anaqueles, tiene que ver con la programación personal a partir de las experiencias individuales alrededor de un producto o marca.
Seguramente habrá algunos que han tenido mala experiencia con algún producto y hoy ya desconfían de éste, o tal vez alguien ha soñado por mucho tiempo con un reloj en particular y habrá un pico emocional en su lectura electroencefalográfica.