Las baterías se componen de paquetes formados por cientos de diminutas celdas.
En cada una de ellas se produce una reacción química que genera energía o que la almacena durante el proceso de carga. Iones de litio se mueven en un electrolito desde un ánodo a un cátodo (o viceversa), descargando o acumulando la energía en el proceso.
Debido al alto nivel de miniaturización y lo complejo del proceso de fabricación, o por un golpe o una perforación, a veces el ánodo y el cátodo entran en contacto directo y producen un cortocircuito.
En este caso, hay riesgo de que la celda se sobrecaliente y expanda, lo que afecta a las adyacentes e inicia una reacción en cadena que produce la explosión.
Fuente: Muy Interesante