Los padres aprenden más cosas sobre sus hijos mientras que estos aprenden los valores que se generan durante el juego como compartir. Además, los más pequeños ganarán en tolerancia, imaginación y felicidad. Inma Martín, pedagoga y miembro del Observatorio de Juego infantil de la Asociación Española de Fabricantes de Juguetes (AEFJ), reconoce que bastan entre 10 y 15 minutos de juego con niños para que los más pequeños comiencen a lograr todos sus beneficios.
La autoconfianza del hijo aumenta si sus padres juegan con él. Además, jugar con niños favorece las habilidades sociales y emocionales.
El juego ayudará al aumento de la creatividad hará que sean más tolerantes y menos agresivos.