- Otorgarle confianza a tu marca ante el comprador: un nombre que contenga una región conocida, un nombre personal famoso o características particulares contribuyen en sembrar seguridad en el comprador o usuario de la calidad y funcionalidad del producto.
- Contar una historia: un nombre es capaz de contar con pocas palabras toda una historia detrás del producto, quién y cómo lo imaginaron, quién y cómo lo diseñaron y produjeron, y por qué manos pasó para llegar hasta a ti.
- Describir un valor agregado único a tu marca: muchos nombres llevan en sí mismos la descripción de una característica que lo hace superior a otros, el nombre en sí es un mensajero de lo que hace único al producto en cuanto a funcionalidad.
- Ser memorable: un nombre nos facilita, o complica, la recordación de nuestra marca. Existen marcas cuidadosamente diseñadas para que jamás se te olvide el nombre.
Cómo definir y defender tu marca
Consejos para revitalizarte
Esta vez te proponemos unos trucos para revitalizarte y aumentar la energía en los días que no has descansado como es debido.
1. HIDRÁTATE BIEN
Prepárate un buen vaso de agua tibia con zumo de limón recién exprimido por las mañanas, verás que te da un toque de energía.
2. DATE UNA DUCHA FRÍA Y USA ACEITE ESENCIAL DE MENTA
Las duchas de contraste (alternando agua fría y caliente) estimulan la circulación. Prueba también a refrescarte la cara con agua fría durante el día o ponte una toalla húmeda en el cuello.
Consejo:
Después de la ducha (o durante el día) aplícate un poquito de aceite esencial de menta en la palma de las manos y forma una cavidad con ellas para ayudarte a respirar profundamente. Puedes masajearte el cuello y las muñecas con lo que te queda de aceite: ¡es un buen truco para revitalizarte!
3. EL MOVIMIENTO Y LA LUZ TE AYUDAN A DESPERTARTE
Aunque sientas mucho cansancio después de una larga noche, es importante que te muevas: vete en bici a trabajar, bájate del autobús o del metro una parada antes, aparca el coche más lejos de lo normal… incluye pequeños cambios en tu rutina que te fuercen a moverte un poco más, te ayudarán a despertarte. Además, si te expones a más luz natural y respiras aire fresco, la luz bloqueará la producción de la hormona del sueño, la melatonina.
4. TOMA ALIMENTOS ADECUADOS
En esos días en los que arrastras cansancio, lo mejor es que bebas agua con limón y comas fruta fresca y alimentos ricos en proteína
Trucos para ahorrar energía en la cocina
1. Regula la temperatura de tu nevera según la época del año
En invierno, la nevera no necesita trabajar a temperaturas tan bajas como en verano, así que si regulas el termostato, podrás bajar el consumo de energía. La temperatura debe estar entre 3 y 5 grados: 5 en invierno y 3 en verano.
2. Revisa la ubicación de la nevera
La nevera debe estar alejada de fuentes de calor como el horno y, a la vez, debe tener un espacio entre el fondo y la pared para que el aire pueda circular libremente, evitando sobrecalentamientos.
3. Utiliza el fogón adecuado
Escoge el fogón adecuado para cada olla y sartén. Para saber si estás utilizando el correcto, mira el diámetro de la olla: ¿sobresale del fogón? La base de la cazuela debe ser igual o mayor que el fogón para no desperdiciar calor.
4. No abras el horno en medio de la cocción
Abrir el horno cuando estás cocinando implica perder un 20% de calor que el electrodoméstico deberá recuperar al cerrar nuevamente la puerta. Calcula bien los tiempos de cocción y evita desperdiciar energía.
5. Desenchufa los artefactos que no uses
Prácticas simples para enfocarte
Estas 10 prácticas que te compartimos para enfocarte, te ayudarán a navegar y despertar la mente para vivir más presente.
Aquí y ahora. Cuando percibas que tu mente está dispersa, regresa tu atención al momento presente. Usa tu respiración, lleva tu atención al centro de tu pecho.
Paciencia. Tu práctica es por día, aún en la incomodidad. Trata a tu mente como a un niño al que estás enseñando a caminar.
Sé amable contigo. Reconoce y observa tus emociones y pensamientos incómodos o doloroso. Date espacio para ser amable ante momentos difíciles.
Acepta. La realidad ES. Las cosas son en cada momento como son y eso no significa que no vayan a cambiar. Significa que tienes el poder de decidir quién SER y cómo accionar.
Deja ir. Las ideas, los pensamientos, el control, el querer tener la razón, el deseo de que sea diferente o de una forma determinada. La vida es dinámica, suelta el control, deja ir y ábrete a descubrir.
Tipos de culpa
Hay de culpas a culpas, algunas más graves que otras, y unas más difíciles de identificar. Saber de qué pie cojeas te puede ayudar a evitar caer en sus garras. Para librarnos de una culpa tenemos que saber de dónde viene.
- Por algo que sí hiciste
La más obvia de todas es que en realidad hayas hecho algo que lastimó física, psicológica o emocionalmente a otros. También incluye la que sientes cuando violas tus propios códigos éticos o morales (engañar, mentir, robar) o no cumples una promesa a otros o a ti mismo (no volver a tomar, apostar o ser infiel). Aquí no hay duda de que el comportamiento pasó. Sálvate: es normal sentirse culpable y tener remordimiento cuando hiciste algo mal (si no lo sintieras, estarías bien cerquita de ser un psicópata). El problema viene cuando eres incapaz de dejar ir el tema. Lo mejor es aceptar el hecho de que lo hiciste, discúlpate con las personas que lastimaste y haz todo lo que esté en tus manos para que te perdonen. Y, por amor de Dios, evita cometer el mismo error en el futuro.
- Por algo que no has hecho, pero quieres hacer
Estás pensando en hacer algo que sabes que no deberías, por ejemplo, ponerle el cuerno a tu pareja. O sea, aún no lo has hecho, pero te la pasas pensando en eso. Esta culpa es de las más complicadas de controlar, porque implica lidiar con el deseo y, aunque muchos echan mano de dos mecanismos de defensa, reprimiendo (donde detienes el deseo) o negando (donde ni siquiera te das cuenta), ninguno resuelve nada porque pelearte con tus sentimientos a la larga trae más infelicidad que culpa.
Sálvate: en vez de guardar esos sentimientos/pensamientos bajo el colchón, acéptalos y trabaja con ellos desde un esfuerzo consciente. Aplica los pasos de la terapia de aceptación y compromiso: 1) reconoce que tienes esos pensamientos, 2) acepta que son parte de quien eres actualmente y 3) comprométete a cambiar tu comportamiento para no ceder ante ellos.
- Por algo que crees que hiciste
Aunque no lo creas, namás de pensar que hiciste algo malo puedes experimentar la misma cantidad de culpa que si sí lo hubieras hecho, o hasta más. Hay gente que cree que puede “maldecir” o hacer que le pase algo malo a alguien con solo desearlo, y eso lo único que demuestra es un egocentrismo brutal, porque creemos que nuestras acciones influyen en la vida de los demás como si fuéramos el centro de su universo.
Sálvate: antes de acusarte por cosas que no hiciste, pregúntate qué pasó realmente. Si estás distorsionando los eventos para hacerte ver más culpable de lo que eres, es momento de que aceptes que no eres todopoderoso. Ten personas de confianza que te puedan hablar directo y te ayuden a ver las cosas de forma objetiva. Además, pregúntate por qué lo haces, parece que te uuurge una buena dosis de terapia.
- Por no haber hecho lo suficiente por alguien
Quizá una persona cercana a ti se enfermó, perdió algo o a alguien y tú crees que pudiste haber hecho más por él, aunque hayas dedicado todo tu tiempo libre y hasta recursos a ayudarlo. Como la culpa te carcome, buscas desesperadamente ayudarlo como sea, aunque eso te desgaste. Esto se llama burnout o fatiga de la compasión. Entonces, además de estar emocionalmente desgastado, le sumas la culpa porque crees que podrías estar haciendo más y te acabas.
Sálvate: puedes decidir continuar o no haciendo sacrificios para ayudar a esas personas que crees que defraudaste, pero es importante separar tu deseo de ayudar de la culpa que te va a dar si no haces nada. Actuar desde la culpa te puede drenar y hacerte menos efectivo a la hora de ayudar.
- Culpa por estar mejor/tener más que otros
En la moi 49 te hablamos de la culpa del sobreviviente, esa que sienten las personas que sobrevivieron a situaciones como la muerte, enfermedades, un recorte de personal. Pero esta también aplica para personas que se sienten mal por tener más que otros. Aquí entra esa culpita que sientes por haber tenido oportunidades que otros no, como viajar o estudiar en escuelas privadas. Esto puede llevarte al autosaboteo y a no disfrutar lo que has conseguido. Sálvate: la única forma de curarte es estar orgulloso de tus logros y ser agradecido por las oportunidades que te han llegado, sin importar de dónde vienen. Recuerda también que quienes te rodean no te tienen envidia y, si sí, es asunto de ellos, no tuyo. Por muy duro que sea, tu fracaso no hará que otros triunfen. Reconoce que cada quien se enfrenta a los retos que la vida le pone y lo único que puedes hacer es acompañar a alguien, si lo cargas jamás va a aprender a caminar.
- LA CULPA SOBRE LA CULPA
¡Es cuando nos atormentamos por sentir culpa por algo! Es el colmo de los colmos, como cuando te autoflagelas por la culpa que te dio haberte pasado todas tus vacaciones pensando en el reporte que no pudiste entregar en vez de disfrutar, pero no disfrutaste por estar pensando en eso. Se cataloga como una metaemoción, un sentimiento secundario que ocurre en respuesta a una emoción primaria, y se desencadena por poner atención de más a nuestro estado emocional. Ahora sí te toca poner a trabajar tu mente racional: repite que te mereces estas vacaciones y puedes terminar lo que sea cuando regreses, desde la playa no hay mucho qué hacer, ¿no crees?
Sálvate: la clave para que no te afecte es separar el sentimiento secundario de culpa de la emoción original. La próxima vez que sientas culpa, pregúntate: ¿Me siento culpable por sentirme frustrado de alguna manera? ¿Me siento así porque estoy decepcionado de mí mismo? Ser capaz de identificar que es algo secundario puede reducir su ocurrencia.
